La Grande Mexicana en Highlands está a solo una cuadra al este de donde comenzó el viaje de Raúl. El restaurante está escondido en un edificio de ladrillo de 50 años de antigüedad y, afortunadamente, ahora tiene más de cuatro mesas. La autenticidad de la comida mexicana es real y la sensación del hogar se siente. El ambiente del restaurante es muy relajado e informal, y al igual que la propia cocina, los aromas de una comida casera casi se pueden saborear. ¡Incluso se puede garantizar la frescura de la comida!
Raúl y Eloisa decidieron llevar la cocina al comedor para que los clientes puedan ver por sí mismos cómo se prepara su comida. ¡No hay comida enlatada en esta cocina! Entonces, la próxima vez que tenga ganas de algo diferente y delicioso, deténgase, relájese, tome un agua de horchata y deje que la familia en La Grande Mexicana en Highlands lo alimente a usted, a sus amigos y a su familia.
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